1833, 1932…

HISTORIA Y RESISTENCIA DE ARMAS LIBERTARIAS,

POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS…

ENERO, FEBRERO, 1833, LA REBELIÓN NONUALCA.

Después de 300 años de invasión genocida, exterminio cultural, imposición ideológica, adormecimiento religioso; 300 años de exclusión, aplastamiento económico y social; 300 años de sometimiento político, material y espiritual; tres siglos en que las tribus nonualcas, acumularon suficiente consciencia, indignación y rebeldía, forjadas con los azotes en la picota, injustos castigos en los cepos, encierros en las mazmorras; esas dignas tribus ancestrales, hartas del reclutamiento forzoso, de innumerables pisoteos en las plantaciones y obrajes de añil; hartas de múltiples ultrajes, tanta agresión, permanente hambruna y muerte, organizaron el ejército indígena nonualco.

Esa tal independencia centroamericana de 1821, que sólo generó un cambio de amos, de españoles a criollos, dejó intacta la estructura de explotación y muerte, sostenida en una continuada y cruel historia de profundos desprecios, humillaciones, agresión y exterminio, una humillante historia sufrida por los pueblos originarios de la ahora denominada Centro América.

Fueron esos largos 300 años, que se juntaron y estallaron en enero de 1833, en el grito de los pueblos NONUALCOS, TALPAS y MASAHUATS. Quienes después de ensartar la primera derrota a los explotadores blancos y sus ejércitos, en las riberas del Río GÜISCOYOLAPA, afianzaron el control de San Juan el Nonualco, avanzaron por el viejo ANALCO, tomaron la dormida ZACATECOLUCA y su vecina TECOLUCA, continuaron por GUADALUPE, TEPETITÁN, ISTEPEQUE y APASTEPEQUE.

Sí, así fue como los tatas nonualcos libraron el combate, hirieron de muerte a los criollos explotadores, parasitarios señores del añil, fue así como las fuerzas insurgentes sitiaron y tomaron importantes ciudades como Apastepeque, Tepetitán y San Vicente, donde recuperaron las riquezas que -a golpe de látigo y sangre, sobre las rotas espaldas de los pueblos nonualcos- se habían acumulado por siglos y siglos.

Enero 1833: El más fuerte de los primeros Gritos de Guerra. Las Tribus Nonualcas se alzaron en armas, contra la humillación, contra el reclutamiento forzoso, contra el hambre y la miseria que los criollos, hijos de la gran patria burguesa, habían impuesto a los pueblos nonualcos, talpas, texacuangos, mazahuas; así como a los pueblos izalcos, quienes cien años después, en 1932, alzaron también su voz y su antorcha de guerra contra la brutal represión de la oligarquía cafetalera.

ENERO Y FEBRERO 1932, LA INSURRECCIÓN DE LOS IZALCOS.

Cien años después, enero y febrero, como dos valerosos combatientes –junto a las cenizas de los volcanes guatemaltecos, que cubrían el cielo izalqueño– la furiosa lava de la indignación, a través del canto de las caracolas, anunciaba la marcha del insurreccional ejército de los trabajadores rurales y urbanos, quienes con machetes y listones rojos, asaltaron Tacuba, Ahuachapán, Salcoatitán, Juayúa, Nahuizalco, Sonsonate, Izalco, Sonzacate, Colón, Teotepeque y Santa Tecla.

Esta insurrección fue más que justificada, pues los señores parasitarios del trabajo de las plantaciones de café, medio siglo atrás, habían completado el despojo de las tierras de los pueblos originarios, mediante las leyes de extinción de tierras ejidales y comunales en 1881 y 1882.

PERO… ¡NO BASTA CONMEMORAR!...

ENTONCES ¿QUÉ DEBEMOS HACER?

Más allá del heroísmo ancestral de indígenas y ladinos, del recuerdo y el merecido homenaje de la conmemoración, más allá de esa fuerza del ejemplo revolucionario, venimos en busca de nuestra misión histórica de aquí y de hoy, increpamos y preguntamos ¿A quién?, a quién más sino a vos juventud izalqueña, sonsonateca, ahuachapaneca, sonzacateca y nahuizalqueña…¿Qué hacemos con tan gigantesco ejemplo insurreccional de nuestro Tata Feliciano Ama? Y ¿Dónde ponemos el glorioso testimonio del tata Francisco Sánchez? Y ¿Cómo vengaremos el fusilamiento de Alfonso Luna, Mario Zapata y Farabundo Martí?..

¿Quedaremos conformes con cantarles emotivamente unas cuantas canciones de guerra?, ¿Nos iremos tranquilos con gritar unas cuantas vivas revolucionarias?, Luego bebemos una buena chicha fermentada, como la herencia cultural nos manda ¿Y después qué? “calabaza, calabaza cada quien para su casa” porque enero y febrero también ya se fueron…

Asumiremos a partir de hoy el discurso, el grito insurreccional, el compromiso revolucionario con el que ya los venerados tatas hicieron la historia que nos permite estar aquí en este momento, en este pacífico escenario de insurrección y de esperanza, este escenario de lucha a muerte contra la brutal represión que la oligarquía cafetalera desató contra los tatas y que ahora los nietos de esa misma oligarquía, que ahora conocemos como burguesía financiera y compradora, aniquilan a nuestros hermanos defensores de la Madre Tierra de Sensuntepeque y de los pueblos vecinos que resisten contra proyectos de muerte como la minería metálica.

EPP-CANASO

¡ALTO A LA REPRESIÓN CONTRA EL PUEBLO!

¡JUICIO Y CASTIGO PARA LOS ASESINOS DE NUESTROS ANCESTROS!